La semana pasada estuve contándole mi vida a una extraña con título de terapeuta experta en hipnosis regresiva, que sólo me miraba desde su sofá de una sala de networking. Yo, recostada en un cómodo semi diván, con las manos y pies extendidos, hablaba como si se me acabara la vida, o la voz, simplemente la voz.
Nací y me crié en un país donde decir que te psicoanalizas es estar cuerdo. Tal vez por eso, tengo cierta tendencia a buscar explicaciones y respuestas a los “misterios de la vida”. Sin embargo, he de decir que tengo mucho cuidado a la hora de elegir estas experiencias de diván. Me las tomo muy responsablemente pero también un poco como un juego. Aprendo, experimento y me entretengo.
Pero he visto cómo, en mi país natal, personas de la talla de Paulo Coelho, Jorge Bucay y Pilar Sordo venden tantos libros. Tal es el éxito de esta última que hasta se ha mudado y se ha instalado en el Río de la Plata, lo cual no sólo confirma mi presunción, sino aquel refrán que reza: “Nadie es profeta en su tierra”.
Tal vez por esta cultura de querer explicarlo todo, es que de un tiempo a esta parte estaba buscando nuevas técnicas de conocimiento personal y entrenamiento de la mente. Entonces lo primero que hice fue apuntarme a clases de yoga para embarazadas. Luego de parir, lo segundo que hice fue ponerme a escribir de manera regular, pues escribir siempre escribo. Me abrí un nuevo blog, dejando los anteriores haciendo la plancha en el mar digital de vaya saber dónde. Un blog o un diario personal, es una excelente manera de poner las ideas claras y a trabajar.
A raíz de interacciones que he tenido con colegas en esto de la escritura, he descubierto una gran necesidad de la gente por encontrar respuestas. No es difícil darse cuenta de la cantidad de nuevos negocios ofrecidos a través de neologismos como coach, mindful y otras palabras por el estilo con marketing incluido. No digo que no haya buenos, que los hay, pero hay que tener ojo con estos, que para oportunidad la perdida.
Así que decidí salir a probar una nueva tendencia de estas. Un amigo me comentó que estaba trabajando con una terapeuta experta en regresiones del tipo Hipnosis Clínica. Siempre me ha fascinado el tema de los vericuetos de la mente, sobre todo por la manera que nos permiten contar historias. Al fin y al cabo, todos estamos un poco locos. Qué sería de la literatura sin estos personajes, mitad reales, mitad ficticios. Sedienta por investigar y conocer, me pedí una cita.
La Hipnosis es una técnica terapeútica, donde el paciente cuenta su historia al analista y luego es llevado a un estado de total relajación, siempre en estado consciente, pero utilizando visualizaciones, respiración pausada, emociones, y otras técnicas de relajación.
Sólo he ido a una sesión, y aunque la experiencia me haya resultado provechosa desde el punto de vista de salir de allí muy relajada, me estoy pensando lo de repetir. La verdad no estoy del todo segura que haya logrado el estado de hipnosis real. El principal problema es que no soy capaz de hacer las visualizaciones sugeridas sobre lugares de la naturaleza, porque no consigo elegir una sola entre todas las que me gustan, lo quiero todo: el mar, la montaña, el arroyo manso, el bosque.
Como resultado, terminé visualizando un collage un poco extraño de mar manso como arroyo, con montaña en lugar de costa, y árboles dentro del mar. Un poco como la vida misma, la mía. Aunque reconozco que sí logré el estado de relajación profunda, algo que por otra parte lo lograba también con el yoga.
De todas maneras, creo que es una buena técnica para toda persona que busque respuestas a comportamientos o emociones que a veces no puede explicar de manera satisfactoria. También puede ser interesante para ordenar las ideas, los sentimientos y las expectativas respecto de una misma, y de sus posibilidades, sobre todo si tienes una vida llena de ideas y proyectos en tu mente que no callan. Ese es mi caso, mi mente emprendedora me habla todo el tiempo. Si lograré o no lo buscado, esa es otra historia que deberé de contar en otro post, para lo cual tendría que seguir con mis sesiones. O no…ya veremos si vale la pena.